SALVIA
La salvia es una planta conocida desde antiguo por sus propiedades medicinales, de hecho su nombre Salvia (en latín salvare) significa curar. Contiene un aceite esencial (oleum salviae) hasta en un 2,5%, que alberga tuyona, borneol, cineol y alcanfor, así como diterpenos, jugos amargos y taninos.
La salvia es una planta muy eficaz contra la excesiva transpiración, especialmente la nocturna producida por fiebres altas. Se emplea contra las afecciones gástricas e intestinales, y concretamente sus procesos inflamatorios; es estomacal y antidiarreica. También es útil en la inflamación de las vías respiratorias altas, tos y tuberculosis. Se le reconocen propiedades cordiales, tónicas, estimulantes, diuréticas, antiespasmódicas y reguladoras de las funciones menstruales.
Externamente es eficaz en inflamaciones de la cavidad bucal y garganta, en gargarismos para las anginas, dolor de muelas y parodontitis. Se usa como desinfectante de la piel en cataplasmas y baños, especialmente aquellas afecciones de origen micósido, también en dermatosis, úlceras y llagas.
Tiene aplicaciones culinarias y en pastelería. Se puede administrar en formas variadas: infusiones, cocimientos, tintura, compresas o gargarismos.
REMEDIOS
A un litro de agua caliente añadir dos puñaditos de hojas secas de salvia, dejar reposar 10 minutos. Filtrar y tomar a intervalos de dos horas en caso de sudoración excesiva.
Para la laringitis e irritaciones de garganta, añadir a medio litro de agua dos cucharaditas de hojas secas de salvia, dejar a fuego lento hasta que comience a hervir. Dejar tapado reposando unos 15 minutos. Con el líquido tibio hacer gargarismos varias veces al día.
Para las aplicaciones internas ya descritas, especialmente la inflamación de las vías respiratorias altas, tos y tuberculosis, se puede preparar una infusión a razón de una cucharada de hojas desmenuzadas de salvia por cada taza de agua; se mantiene en reposo durante 10 minutos antes de colar.
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